Muchos padres continúan mostrándose reacios a la idea de que sus pequeños compartan vida con animales, principalmente, por miedo a contraer enfermedades o que éstos sufran algún daño por parte de sus mascotas.

No obstante, estudios recientes han demostrado que los niños cuya infancia compartieron (o comparten) con animales como perros, gatos en incluso especies de granja (en ambientes campestres) presentan mejor calidad de vida, mejor estado de salud y unos valores éticos mucho más humanitarios que el resto.

animales waigo

En primer lugar, el desarrollo de los primeros años de vida de un niño en compañía de un animal, contribuye a mejorar su sistema inmunológico, pues el cuerpo advierte, desde muy temprana edad, señales de posibles infecciones o alergias, motivo por el que el sistema inmunitaro del pequeño desarrolla anticuerpos más eficaces, como respuesta natural del cuerpo a agentes externos, y por tanto, enfermará menos que un niño que apenas tenga contacto con mascotas.

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En segundo lugar, el grado de felicidad de bebés y niños, es mayor cuando animales y mascotas forman parte de su vida. Los animales tienen instinto protector con sus dueños, y máxime si en la familia hay personas indefensas como los peques de la casa. Por este motivo, perros y gatos, generalmente, desarrollaran un cariño especial hacia estos individuos, convirtiéndose en auténticos canguros. Por otro lado, los comportamientos de los animales son totalmente desconocidos por los niños, de modo que éstos últimos experimentan, aprenden y se divierten con sus amigos, estallando, en muchas ocasiones en carcajadas desbordantes de risa.

Asimismo, el hecho de que niños y mascotas mantengan un contacto directo desde la infancia, contribuye al desarrollo, por parte de los pequeños, de valores éticos muy importantes para su posterior comportamiento y concepción de la vida. El respeto por los animales, la ayuda y la tolerancia, empiezan a formar parte del niño de manera inconsciente, motivo por el que se convierten en mejores personas desde pequeños.

A esto hay que sumar la fidelidad y lealtad que una mascota aporta a su dueño, de modo que la experiencia de ese sentimiento durante la infancia, se convierte en un bello de recuerdo para cualquier niño, el cual, en su madurez, también inculcará a sus hijos.

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Dejemos a nuestros hijos disfrutar y divertirse en compañía de los animales, ello sólo traerá consecuencias muy positivas, tanto para su salud, como para su desarrollo ético y moral

Hasta aquí el post de hoy, espero que les haya gustado y resultado útil.

¡¡Hasta la próxima!! 🙂