En nuestro artículo anterior, hablamos de la importancia del Juego y su desarrollo cognitivo, social, afectivo, emocional y motriz para el niño, así como las características generales de las que dispone una actividad lúdica. Hoy es, momento de introducirnos un “poco más” en el tema, por eso vamos a explicar detalladamente qué se necesita para realizar correctamente este tipo de actividades con nuestros más pequeños.

deporte

Actividad lúdica, deporte cooperativo, fútbol.

Disposición

Toda situación de aprendizaje, necesita disponer de un estado de disposición por parte de los niños o niñas, deben querer aprender, disfrutar de la actividad, sin dejar de lado la emoción que les produce realizarla. Pero para que todo esto suceda, el niño o la niña necesitan tener un grado de maduración previo, esto se hace a través de un “entrenamiento”, que permita dominar varias habilidades anteriores. Debe responder a las características que ya nombramos en el antecedente de este artículo, sin ellas, no podría ser posible la correcta realización de la propia actividad lúdica.

Algunos estudios indican que, pese a la enseñanza en edades tempranas de habilidades motrices (caminar, correr, atrapar, saltar…) agiliza la adquisición de esas habilidades, no perduran de forma permanente en el tiempo. Por lo tanto, el desarrollo de ellas, es de forma temporal, si no se trabaja de continuamente.

Motivación para la Competencia

Existe una necesidad por parte del niño o niña de sentirse “eficiente” en el desarrollo de la actividad lúdica, gracias al éxito es como “vive” esta emoción. Por esto, los más pequeños reciben dos tipos de motivaciones: “intrínseca (a nivel interno) y extrínseca (a través de su entorno, exterior)”.

Intrínseca: es la necesidad interior, del niño o niña, de correr, brincar, lanzar…Por placer interno y el reto de hacerlo.

Extrínseca: se obtiene gracias a los “premios” que les ha otorgado esos mismos logros, como pueden ser trofeos, elogios… Esto es evidente en cualquier rutina cotidiana, tanto en el deporte como a nivel académico, son motivaciones exteriores que incentivan la actitud positiva del niño o niña, en todo tipo de actividad diaria.

En edades más tempranas, como puede ser la preescolar, las investigaciones muestran, que la actividad física del niño o niña, está estrechamente relacionada con la cantidad de tiempo que sus padres dedicaron al ejercicio físico (Poest, Williams, Witt y Atwood 1989). Es por esto, que es importante que vosotros, como “papis”, participéis de forma activa en el ejercicio del “juego”, tened en cuenta, que es beneficioso para vuestros pequeñ@s. Las investigaciones anteriores, sugirieron tres modelos básicos de participación de adultos en juegos infantiles:

Juego Compartido: el adulto se debe unir al juego entre el niño y la niña, en el cual él mantiene el control de la actividad lúdica. El adulto únicamente ha de interactuar con ambos, a través de preguntas, jugando de forma indirecta, sin perder de vista, como educador, el correcto desarrollo del mismo.

Actividad lúdica, niños rellenando calabazas de Halloween, cooperativo.

 

Juego Dirigido: implica que el adulto enseñe al niño o niña nuevos juegos, o formas de jugar. Aplica nuevas normas, participando de forma activa en el ejercicio de la actividad lúdica.

Juego Paralelo: implica que el adulto juegue al lado del niño o niña sin interactuar de forma directa, puede tener un papel de observador, pero también participe sin “hacer nada”. Es decir, el/la pequeño/a, construye con bloques una “casa”, el adulto interviene tal vez aconsejando donde colocarlos, sin hacerlo él. También puede ser evidente este tipo de juego, cuando cada “niño o niña” juegan en el mismo lugar, pero cada uno en “su mundo”, si observáis bien, se puede comprobar cómo van aprendiendo uno del otro, desarrollando habilidades, como las de “respetar turnos”.

Juego Paralelo

Actividad lúdica, madre observando en el juego paralelo.

La figura de un educador es primordial para el correcto desarrollo de habilidades en edades tempranas, como la preescolar. Por esto, los centros lúdico- educativos, colegios o guarderías, proporcionan un apoyo imprescindible para la motivación del participante. Disponiendo de profesionales que, comprenden a la perfección, las necesidades de cada niño o niña, con su actuación incentivan la participación en el juego de cada uno de ellos, permitiendo como hemos dicho anteriormente, el correcto desarrollo de sus habilidades motrices, cognitivas, sociales y afectivas – emocionales.

Muchas gracias a todos por leer nuestros artículos, en Ciudad de Waigo estamos comprometidos con vuestros pequeños, esperamos de corazón que este artículo os haya servido de ayuda “papis”. ¡Buenas tardes a todos !.